martes, 18 de enero de 2011

A golpe de duda

La ignorancia es una guerra, una batalla diría, a la que hasta el más bisoño puede hacer frente.
Y es que nunca llueve a gusto de todos, el no saber, no evita no conocer.
¿Quién es el que entiende la razón como única respuesta?

“La vida”… -como responden muchos…” la suerte”… -otros tantos. La razón no existe. La razón es como esa mancha en el sofá, a la que a cada uno, inspira una imagen diferente, una forma, que con los años, sigue haciendo dudar de lo que verdaderamente parece.

Nunca digas con firmeza, “esto es así”, porque jamás sabremos, si realmente es una afirmación acertada. Quizá, si hacemos caso, pasarán días, años, siglos y seguramente milenios y continuaremos desquitándonos de ciertas actividades o impulsos, porque no sabremos con exactitud, si a pesar de todo, sigue siendo así.

Hay una canción que jamás he escuchado, que resalta, las dudas sobre las dudas. Dice que el otoño es otoño por gusto, por placer al tacto de sus hojas contra las aceras, que rozan el asfalto y por el gozo que sienten al crujir, al ser pisadas por los pasos de los transeúntes.
Niego que todo resulte bello en las canciones, y sé que el amor, no siempre, sale bien parado en las guitarras más tranquilas. Lo bueno siempre engancha… y la duda engancha.

La harmonía de una voz jamás es limpia, ni siquiera es importante.
Fiarte de ti únicamente, es la manera más notable de empezar a encontrarnos a nosotros mismos, un camino, que no está hecho para cobardes ni para apocados. Si caminan náufragos, ellos han sido testigos de desaciertos, por lo tanto, mientras no se cumpla el refrán (los llamados reincidentes), deben haber aprendido a saber evitar ese tipo de errores.

Todo acaba desembocando en el mismo lugar, la ignorancia es una batalla, que solo se puede combatir, a golpe de duda.

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