Primeros Desechos

Tristeza

Tristeza, derrumbaste el planeta con tus llantos, al nacer.

Congelaste la tierra cálida e hiciste del mar desierto.

Tristeza, inspiras a poetas, tan grande y a la vez tan pequeña, deseando que llegue la noche.

Tristeza compañera de vicio, amiga en los malos momentos, de apellido soledad.

Tristeza, tu le quitas sentido a la vida, deshojas cipreses y llantos ¿Por qué estas tan triste?

Duermes cuando el sol despierta. Careces de fuerza y despecho, sutil y prohibida, como tu inocencia.

Hoy su alma encerrada y encadenada, responde, a ser de terciopelo.

No quiere alegrías, se siente oprimida de ser a quien nunca llaman.

No busca problemas pues en primavera se achica de ver armonía, y en sótanos, cementerios y reyertas se curte de ser la primera.

Dosis de sentimientos

Se despierta en mi, una esperanza, un fracaso, una confusión, una desesperación, un agobio, una calma, un reproche, un ansia, tristeza, ¿quizás?, un vacio, plenitud, un desahogo, una rareza, una rutina, una amenización, un desencuentro con nadie, una frialdad, una rabia, una parsimonia, un descontrol y una serenidad, un desencanto, una rebeldía, una imprecisión, una indecisión, una seguridad, una inquietud, un cosquilleo, un sueño, un desvelo, un desinterés, una redundancia, un pesimismo, un desagrado, una transgresión, un sinsentido, una expresión de modestia, infamia y constancia.

Entonces me dormí…

…y seguí soñando

Cumulo de desechos efímeros

Lo más triste, es ver tus ojos chispeando

Lo más bonito, tu mirada y tu sonrisa

Lo más suave, tu piel y tu melena

Lo más antiguo, la aldaba de tu corazón

Lo más dulce, tus labios

Lo más amargo, fue decirte adiós

Lo más sincero, decir, te quiero

Lo más inútil, es cambiarte de opinión

Lo más sucio, mis versos envenados

Lo más caro, tus besos de millones

Los más barato, es ser feliz… sin más droga que tu cuerpo

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Algunos dicen que todo cambia

Algunos cuentan que el tiempo, todo lo cura

Sin embargo la vida gira y ni el mismo tiempo, la consigue cambiar

La vida acaba, por desgracia o no, y nada consigue cambiarla

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En lo alto de un andamio, se percibe una mirada

Descoyuntadas sus manos, de cantarle a la alborada

Tras el muro no hay reproches, cuenta coches pues no hay curro

Desde noches hasta inviernos, le habla al viendo de derroches

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Desconsuelo y libertad, en la misma trinchera

Balas perdidas y muchos recuerdos

Dos segundos en el zulo, veinte años al infierno

Ya no hay trucos ni bufones, solo inocentes

Otro invierno, la tierra del no volver

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Se borran tus huellas

Me olvido de ti

Vomito las sobras

De este malvivir

No salgo a la calle

Tengo una ciudad

Viviendo mentiras

En ley de verdad

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Perdí las ganas de vivir en esta tierra, perdí las ganas de nacer

Pero si alguna vez, me han enseñado algo, no fue a escribir ni a leer

Son los momentos que en la vida, no te debes esconder

Y recuerda las palabras del sabio, que aunque pienses que es en vano

Ten tiempo, que algún día, las entenderás

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Hoy veremos las estrellas, juntos, en cualquier lugar

Escribiremos canciones, que traten de la mar

Y mi cigarro en tu pelo, hoy si que podrás brillar

Por tu fría piel de acero y tu corazón de metal

Romance a la guitarra

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Desde el muro

Volvió vacío el camión del matadero, parece que ya es invierno en el polígono.

Fuera, en la ciudad, está lloviendo.

Yo sigo aquí sentado, en mi muro de hormigón, observando el movimiento.

El movimiento de los coches de empresa, de banderas que no saben ondear.

La humareda que levantan los tractores y por medio las linternas del obrero que se sienta, a descansar.

Y este olor, a desguace animal, a cloaca y corrupción, que siempre está ahí, a cualquier hora. Cuando como, cuando bebo y fumo, cuando trabajo.

Habremos muerto todos los de esta calle, el día en que logre ver una sola estrella al salir de mi jornada, y mojadas, están las aceras de este hormiguero, que me recuerda que el dinero, es el premio por llorar.

Se apagaron las bombillas, que le daban vida al sol

Me buscaste las cosquillas, yo encontré tu mal humor, al decir, esta noche no.

Tú quisiste ser valiente, yo no supe que es valor.

Tú me enseñaste los dientes, yo plante cara al amor

De espinas manchadas de hiel, de la noche anterior

Y bebimos, del vaso de las despedidas, de cuartos que esconden heridas, de hollín de las migas de pan

Y cantamos, canciones que nadie ha inventado, juré siempre estar a tu lado, me quedan mil cosas que hacer, antes de quedarme colgado.

Tu pedías tiempo muerto, yo borracho de sudor

Agotaste a paso lento, mis ganas de ir a peor

Y con tanto hablar de cielos, que no valen para volar

Fui a buscar buitres hambrientos, que posen en mi corral

Y es tan mala la codicia, que mataste a mi pesar

Los abrazos y caricias, que nunca te supe dar

Y gastamos, las tardes de porros y besos, los cien corazones de yeso, que no sienten nada, que no valen nada

Y perdimos, papeles y alguna neurona, sonrío y tú me perdonas, te miro, me miras y vuelve a pasar, me estoy quedando colgado.